sábado, 17 de enero de 2009

Los Sullivans




Banda zaragozana de pop (y rock?) zaragozano de los noventa y principios del 2000. Conocí a Pablo Malatesta (bajo, coros, teclados) una noche pinchando en el Candy Warhol. Se me acercó con un cd que contenía una de las canciones sobrantes de su primer LP en español, Amanece en blanco. La canción se llamaba Debut, era bastante buena-no sé por qué no la incluyeron nunca en Amanece en blanco- y me la cedió amablemente para el primer recopilatorio con canciones inéditas que por aquel entonces estaba montando, Mauricio levántate y zamba. Creo que fue mi primer acercamiento a los Sullivans en persona. Después conocí a Alberto (voz y guitarras)y a Eduardo (guitarra solista) –y a Iñigo, aunque a Iñigo sólo lo vi, creo-. Recuerdo un concierto organizado por Mondo Sonoro, en una de las plazas del casco, si me pongo a buscarla en el callejero me saldrá el nombre, es en la que está el colegio de notarios, pegada a la calle Manifestación. Lo recuerdo porque en ese escenario vi también un concierto estupendo de la Costa Brava, la primera vez que escuché a Sergio Algora cantar Nada me importa de los Módulos. Y las dos veces terminamos tomando copas en la Caja de los Hilos. Volvamos a los Sullivans y a esa noche, los grupos zaragozanos se metamorfoseaban-Staff eran Led Zeppelin, (William) U2 y Haikus los Joy Division- y los Sullivans eligieron (les habían quitado la opción de Bono y cía) darle salida al repertorio de Depeche Mode. No me acuerdo qué canciones tocaron, seguro Personal Jesus y estoy casi, casi seguro que Enjoy the Silence, de lo que me acuerdo perfectamente es de un tipo-Pablo, antes de ser Pablo Malatesta-salió con un abrigo de piel rosa furcia absolutamente glam y que parecía de lejos un osito fornido. El abrigo era de Gabi-de eso también me enteré años después-. Fue como ver a Placebo haciendo de New York Dolls (los que hayan visto Velvet Goldmine me entenderán, los que no, qué hacéis leyendo esto en vez de poneros a bajarla). Sé que había por allí una grabación a medio terminar del Space Oddity de Bowie con Guille Martín a la guitarra, una grabación que le pedí a Alberto Sullivan (conocido posteriormente como Fuxedo) cientos de veces y que nunca me dejó escuchar. Quizá este texto le enternezca y me lo muestre. Había rumores en la ciudad que decían que los Sullivans no ensañaban nunca. Yo los veía tan elegantes que llegué a pensar que no lo necesitaban. Luego descubrí que, en realidad, habían ensayado tanto los años anteriores que les salían las canciones solas. No necesitaban escenarios grandes para dejar al público impactado-aunque siempre contaban sus andanzas en Cabanillas (Navarra), cuando les pagaron el caché completo por un minuto y medio minuto de actuación como teloneros de Dover, cosas de la lluvia y del directo o cuando tocaron con Bunbury, Mclan o los Piratas. Hay dos conciertos claves para mí en la historia de Sullivans, en el Mar de Dios y en una caverna irlandesa por la zona de la avenida Madrid, en los dos me di cuenta de el potencial que tenían como banda. Para mí una banda es buena cuando después de su primer disco (las becerradas en inglés primerizas no las cuento, anda que ponerle a un tema Dammed Man Walking después del Earthling de Bowie tiene delito) la siguiente media docena de canciones es buena. Y eso es lo que allí había, siempre me quedaré con las ganas de no haberles convencido para grabar al menos un último EP con aquellas canciones nuevas -En medio del mar era mi favorita- y con la versión al piano de Mis horas perfectas de bonus tracks, como la tocaron en la taberna irlandesa con Pablo al teclado y que era estremecedoramente bella y en el Mar de Dios, no me resisto a copiar la crónica que hice: A cualquiera que me pregunte qué concierto esperaba con más interés de las fiestas del Pilar pasadas quizá le sorprenda mi respuesta: sí, a mí me encanta el Sr.Chinarro y a pesar de las dudas sobre su valía vertidas en esta misma página web diré que la genialidad de Antonio Luque, al menos para mí, está fuera de toda duda. Pero después de las aventuras del Quiromántico mayor el siguiente acontecimiento que me provocaba la salivación propia del deseo anticipatorio era la vuelta de los Sullivans al directo en la sagrada ciudad de Zaragoza. Su doblete en el FNAC-Artistas de hace unos meses me supo a poco y yo, yo quería mucho más. Los Sullivans en el Mar de Dios sonaron potentes, guitarreros y luminosos. El doble juego vocal de Pablo y Alberto en algunos temas nos regaló alguno de los mejores momentos de la noche (“no, ninguno de nosotros, estamos hechos de frío, de frío”), en el que se repasaron las canciones antiguas, procedentes del disco Amanece en Blanco, que trajeron el regusto de lo conocido y la interpretación compacta: estribillos y acordes rugosos, la batería precisa, el bajo agreste y los arabescos de guitarra: Amanece en blanco, Ruido Aparente o Celuloide. Paco Lahiguera, técnico de sonido y puntual colaborador se declaro como no responsable de nada de lo sucedido antes y después de la grabación de ese disco moderadamente maldito.Pero es en los nuevos temas que se presentaron, con cadencias de la electrónica más elegante y los ribetes bailables (“aunque si sólo bailan nuestras novias…¿estamos haciendo algo mal? AlFuxedo dixit) donde se encuentran el material y sendas transitadas por The Faint, Vive la Fête, Interpol o los nunca suficientemente clásicos New Order o Niños del Brasil, son las sendas a transitar en el futuro del Sulliworld.La demoledora versión del Personal Jesús de los Depeche Mode con la que cerraron el set, a base de salvajismo vocal e instrumental es uno de esos temas que hay que grabar como cara B o para los discos recopilatorios de algún fanzine. Pinchable, fuera del tecno peleón o la máscara mesiánica de J.Cash. Recordatorio también para el bis delicado de Las horas perfectas, momento emo del concierto, con el frontman megáfono en mano, transmitiéndonos la pereza y delicadeza de los minutos. Thanks men. Durante muchos años pensé en presentar el fanzine, el confesiones de margot, en una fiesta en Madrid. Tenía hasta elegido el sitio: El Barbarella (allí estuvimos viendo una noche Alberto y yo tres canciones de La Costa Brava, una con Dani Garuz a la batería, y eso puedo demostrarlo) y de invitado a Santi Rex (se llegó a hablar de montar unas versiones de los Smiths para ganarse el apoyo del público asistente, no sé si era Hand in Globe o This Charming Man... cualquiera de ellas cantada a dúo por Alberto y Santi Rex hubiera sido memorable, aunque me queda la duda de quién hubiera hecho de Sandie Shaw). Pero, como otros tantos planes, se diluyó-like tears in the rain-. Luego vinieron las fiestas en mi primera casa, en San Antonio María Claret, con los tres Sullivans, con Rafa Guisante rompiendo copas de cristal sin querer, el día que Alberto y Cris aparecieron con unos cochecitos de juguete y nos dedicamos a hacer carreras por el pasillo, con Santi Rex reconvertido durante unas horas en lady bourbon, Richi Fandango (o estaba Richi en la fiesta o luego íbamos a verle pinchar con los Fandango a la Morrissey, a mí la electrónica me aburría pero entonces el concepto era más sencillo: fiesta o no fiesta y claro, con los Fandango siempre había fiesta), la manía de Pablo de llenarme el cuarto de baño con pinzas de la ropa (y siempre me la pegaba el tío, no me daba cuenta del pequeño montaje escénico hasta la mañana siguiente). Era el Sulliworld. En una de esas fiestas Alberto, que vivía en Madrid, nos contó que sus gatas eran muy punks (Ziggy y Stardust) y que además de vez en cuando se le acercaban en celo y él, para tranquilizarlas, las acariciaba con un palito para los oídos en sus partes íntimas. El problema no era ese, más bien era que Pablo Malatesta –que también estaba esa noche en mi casa- lo encontró completamente normal. De allí viene la historia (o leyenda, elegid vosotros) de que para ser miembro de los Sullivans había que tener algún tipo de acercamiento erótico-festivo con algún animal (gatas mejor). Ellos fueron durante mucho tiempo los protagonistas principales de las Crónicas de ZarAgota, cuando aún estaban en Aragón Musical y cuando yo también creía en la buena fe de algunos que luego demostraron ser unos falsos. Una noche con Eduardo, Jordi Bronski y Santi Rex después de un concierto de Volador, Alberto preparando un proyecto de bailanta y cumbia electrónica con Sergio Algora en el Bacharach, las miles de horas amorrados a la barra de la Morrissey con Pablo mientras trasegábamos vodka con zumo de naranja y fantaseábamos con montar algo que entonces no sabíamos que se iba a llamar Experimentos in da notte. Después llegó Juako y sus crónicas del zaragobio, las risitas, el desdén y la tristeza. Llámenme sensiblero pero de vez en cuando hay que recordar estos buenos momentos. Supongo que era otra Zaragoza, ni mejor ni peor, más inocente pero mucho más falsa. Luego vino De Vito. Pero eso, eso es otra historia.

2 comentarios:

  1. Por favor, Octavio, se me ha puesto la piel de gallina...
    que tiempos, que recuerdos, que grande eres...
    aupa Sullivans, que narices!
    Aunque voy a hacer algunas correcciones (de modo constructivo eh!)de cara a que sea más exacto:
    -el dia de las versiones de depeche mode tocamos enjoy the silence, personal jesus, never let me down again, just can't get enough y I feel you. Tocaron tb ese dia haikus haciendo a los joy division, cantando oscar, la unica vez que cantaron.
    -el abrigo de gabi era rosa furcia, peludo y me iba tan preto que no podía mover mucho los brazos... aun me sorprende no haberlo roto...
    -si que se decia que no ensayábamos y es cierto que hubo un año que ensayamos mas que nadie, pero luego seguíamos ensayando... rumores.
    -lo de la lluvia de minuto y medio fue en cabanillas, navarra, junto a tudela, teloneando a dover
    -asi que lo de soria, fue en la plaza de toros con bunbury.
    -space oddity nunca se mezcló. están las pistas sueltas por ahi, pero no hay volcados...
    -el verdadero título del tema es DAMMNED man walking, no dead, como ya sabia yo de bowie. el titulo se lo puse yo, y era un juego de palabras referido a pinochet, homenajeando el tema de bowie, que tanto me gusta....
    -es en medio del mar, y no en mitad del mar
    -me encantaba hacerte lo de las pinzas en tu baño.... cuando tengas piso propio, verás, jejejeje

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  2. Un texto precioso, Octavio. Enhorabuena porque consigue emocionar. Yo era todavía un niño, pero también viví parte de esa Zaragoza de la que hablas. Sólo que en ese momento, todo me parecía mucho más grande. Y lejano. Ahora todo está al alcance de nuestra mano, lo bueno y lo malo. La inocencia se perdió, pero ahora somos más rápidos. En algo hemos ganado... jejejeje.
    Gracias por compartir cosas como esta y por seguir aportando tanto.
    Un abrazo.
    Álex Hyde.

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