lunes, 5 de enero de 2009

El Duende del Hornillo



Leyenda urbana zaragozana. En una casa de la entrada de Arzobispo Morcillo (y para los que no dominen demasiado bien el callejero de Zaragoza, la calle Arzobispo Morcillo-al que por cierto mi padre llego a conocer cuando se encargaba de confirmar a sus alumnos en el periplo como maestro rural de mi progenitor, no piensen que todas los nombres de las calles, como las bandas que salen en portada del rockdelux, se los inventan-es la que está enfrente de la Ibercaja del Royo y va desde Juan Pablo Bonet hasta una de las entradas del parque Primo de Rivera), aunque creo que no era exactamente Arzobispo Morcillo, más bien Gascón de Gotor. Tampoco es muy importante, de todas maneras, en ese número dos de Gascón de Gotor, más bien en el solar del edificio donde sucedieron los hechos se levanta ahora una casa moderna, bautizado como el Edificio del Duende. Cosas del marketing, imagino. Pongámonos en situación, septiembre de 1934, unas sonoras carcajadas estallan súbitamente en las escaleras del primer y del segundo piso, es alta madrugada y los vecino se levantan de la cama, asustados, preguntándose cuál es el origen de tan misterioso sonido. La extrañeza es absoluta cuando descubren que no hay nadie deambulando en los rellanos y las risas se diluyen en el silencio poco después. Unos días después, exactamente el 15 de Noviembre, y esta vez a primeras horas de la mañana, Isabel, la inquilina del segundo derecha escucha de los labios de su criada, Pascuala Alcocer, de dieciséis años, que una lastimera voz masculina se ha dirigido a ella en la cocina, a pesar de encontrarse completamente sola en la estancia. Por supuesto no la cree, hasta que al ía siguiente, mientras la criada cierra la trampilla del fogón, Isabel oye un chillido varonil que se articulaba en un Ay de dolor y a continuación chillaba María ven. Pocos minutos después de presentar una denuncia en la comisaría un agente entraba en la cocina y se dirigía directamente al hornillo mientras se burlada del gentío que se había congregado para presenciar el hecho. Al remover el interior del fogón con un gancho se oye de nuevo un sonido bronco, una voz en la lejanía que gritaba Ay, ay me haces daño. Las burlas cesaron de inmediato. Se realizaron registros minuciosos por toda la casa, buscando a alguien que emitiera esos sonidos, incluso agentes del grupo de asalto suben al tejado y cortan las antenas de la radio, llegando incluso a cavar un foso alrededor del edificio para descubrir si había algún cable enterrado. No se encuentra explicación y el sábado 24 de Noviembre el juez de guardia Don Pablo de Pablos, acompañado de dos forenses se persona en la finca para examinar a la chica que ha escuchado por primera vez la voz del duende. Finalmente el juez sugiere que todo el mundo abandone el edificio y mientras policías y vecinos salían por la puerta principal se oyó una voz que decía adiós, adiós. Un duende graciosillo, como podemos ver. El 26 de Noviembre el comisario Sr. Pérez de Soto declaraba a la prensa que había retirado la guardia del interior de la casa. Al parecer no se había vuelto a escuchar la voz desde que se desalojó la casa. El jueves 28 de Noviembre la policía impedía el acceso a la casa encantada del entonces famoso vidente aragonés Tomás Menés, cuya visita sería filmada con cinematógrafo. No se sabe el paradero de aquellas cintas (podría estar bien escribir un cuento de miedo en el que un joven investigador encuentra estas cintas en los sótanos de la delegación de gobierno, en la zona reservada para los archivos de la época de la gobernación civil). Especialistas de los servicios de seguridad del estado, bajo el mando del entonces gobernador civil de Zaragoza, Don Otero Mirelis, realizan una serie de pruebas y experimentos que parecían haber controlado las apariciones y voces del duende. Dicen que la noticia del Duende del Hornillo hizo llegar hasta la capital aragonesa corresponsales de periódicos internacionales y mantuvo a las fuerzas vivas prácticamente concentradas en contener a las turbas de curiosos. De todos modos los primeros inquilinos del segundo derecha abandonan el piso y tras el precipitado desalojo los habitantes del tercero derecha pasaron a ocupar la casa encantada. Entre los miedos de esa familia se encontraba Arturo Grijalba Torre y que entonces contaba con cuatro años y que durante muchos años fue la única persona viva que mantuvo contacto directo con el Duende del Hornillo (en el 2003 tenía 73 años, hoy espero que tenga 79 años). Porque evidentemente el invisible ser se saltó el cerco del gobernador civil y volvió a mantener conversaciones. En unas declaraciones a un programa de Antena 3, hace ya unos años, llegó a contar que el duende del hornillo tenía hasta capacidad de adivinación. En Enero de 1935 y tan súbitamente como habían aparecido las voces se marcharon. Yo había oído la historia pero no llegó a ser una obsesión para mí hasta que Iker Jiménez en sus primeras temporadas al frente de Milenio 3 (mucho antes de pasarse a la tele) la retomó e incluso llegó a preparar una deliciosa recreación radiofónica, basada en el teatro hablado. Recuerdo haberle escrito un correo electrónico y el bueno de Iker, que no se había convertido en el personaje inaccesible que es ahora, me lo contestó personalmente. Quería informarme acerca de hechos misteriosos en Zaragoza para un especial de lo Oculto en el número 9 del fanzine Confesiones de Margot para el que el plato fuerte era un texto que se llamó: No se acerquen demasiado y que firmé como Leo Camaleón y en el que afirmaba que las voces habían cesado pero que la criatura podría seguir rondando. Me encanta ese número del fanzine.

2 comentarios:

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  2. Es Grijalba, con be. Efectivamente, hoy tiene 79 años. Dos de sus sobrinos son íntimos amigos míos.
    Sergio del Molino hizo un exhaustivo reportaje en Heraldo hace un tiempo y puede leerse en su blog. Enrique.

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