martes, 27 de enero de 2009

La Noche del Mono Loco

Programa de radio emitido en M80 durante, al menos que yo recuerde, el año 1998 y presentado por Nona Rubio. Recuerdo que era el año 1998 porque Bunbury acababa de sacar el Radical Sonora y alucinaba con la electrónica más mántrica, la de los sonidos hipnóticos, las remezclas larguísimas con bases dub y de esas estaba el programa lleno. Luego-o antes, no me hagan mucho caso- pasaban por la misma cadena un programa-esta vez desconexión nacional- bastante aburrido en el que las personas mandaban sus historias y la presentadora las leía. Pero eso era bastante más flojo, claro. Nona Rubio y La Noche del Mono Loco, con la cuña eterna: Sonido hipnóticos y nuevas tendencias, haciéndome creer que la vanguardia se podía alcanzar desde una habitación en casa de mis padres. La noche del mono loco era un mantra pesado, un laberinto deliberadamente borgiano, un lugar donde cualquier reflejo nos devolvía una imagen bastante parecida a lo que nos hubiera gustado ser. Recuerdo el Salomé (J.L.F.´s trip to palace pier mix), ocho minutos de densidad absoluta, de cajas de ritmo y programaciones. Qué grandes eran los JLF y aquel disco desde las latitudes heladas, con la canción de la reina de picas. De vez en cuando Nona emitía cortes con las voces de artistas aragoneses saludando a los oyentes. Recuerdo al mismo Bunbury y también la primera vez que escuché al Luto del Rey Cuervo. “Pasarán los años antes de que volvamos a ser niños”. Los platos del dj, el valle de valium, el Central cuando aún estaba abierto, el derrumbe frente al ansiolítico más caro. Entonces empecé a escuchar a Babasónicos, a Estelares, a Victoria Abril...aunque eso vino más bien a través de mi fe completa al nuevo rock sónico argentino que predicaba Zona de Obras. Yo creo que llegué a mandarle alguna carta al programa, por aquel entonces estaba obsesionado con Arrabal, el katovit y Francisco Umbral. Sí, si se la mandé, claro, y como obsequio me dejó en la entrada de Radio Zaragoza una cinta de cassette TDK con una selección de sus temas favoritos, de los temas de la Noche del Mono Loco. Salían Madelman, Manta Ray, Asian Dub Foundation...quizá también Paul Weller y alguna canción del Earthling de Bowie. También había una carta suya agradeciéndome las escuchas. Después creo que se fue a Sitges y volví a coincidir con ella en la Estación del Silencio de Madrid, ella pinchaba bajo el seudónimo del Señor Rosa y yo recitaba. Le regalé un libro de poemas. También la vi alguna vez de pasada en la Paloma, en Barcelona, una noche mágica con Miqui Puig y el conjunto eléctrico dándolo todo sobre el escenario. Incluso intercambiamos algunos mails para un proyecto de libro con la editorial del Imperdible. Pero siempre he preferido separar a la periodista de la voz que alumbraba aquellos duermevela del domingo, entre las doce y la una o la una y las dos. “Zaragoza duerme y olvida, pero yo no duermo ni olvido.” Esa cinta y otra que me grabó Jaime Cebrián, con una sesión de Ernesto Telephunken en el Planeta las escuché hasta quemarlas. Eran los verdaderos tiempos de A la felicidad por la electrónica, cuando el Apoteke estaba abierto (sí, antes del Fantasma de los Ojos Azules y el Tiger Lilly) y desde las ondas llegaba el mito de la ciudad sumergida, aquella Zaragoza en la tras las ventanas de las casas abandonadas vivían extrañas razas con rasgos escasamente humanoides. Yo buscaba afinar el secuenciador que llevaba dentro de mi pecho a la escala adecuada de aquella ciudad. Yo estaba allí o por lo menos la persona que me lo contó se parecía mucho a mí. Aunque él ahora deambula por habitaciones que pueden perfectamente ser las tuyas tratando de encontrarse.

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